El problema mas grave que esconde la violencia de género, es que ni el funcionario, ni la familia, ni ICBF, ni los juzgados, ni muchas madres o padres, ni las Iglesias, creen en lo que se les está diciendo. No le creen a la niña, al niño, a los adolescentes o a la mujer adulta abusada. No creen, les parece imposible, es exagerado, “usted se lo inventó”, ¿cómo se le ocurre?, “usted está dañada”… las excusas son múltiples. Olímpicamente pueden hasta expresar “¿usted sabe que con esta acusación lleva al papá de su hija a la cárcel?”. O, “no cree que exageró demasiado”. No hay credibilidad. La mujer debe entrar a probar que lo que dice es cierto. Como si de entrada, la sospechosa es ella mientras el agresor debe “defenderse” de las acusaciones “malintencionadas” de la mujer. A través de siglos, sí siglos, el mundo ha sido territorio del hombre (el rey de la naturaleza, el dueño del poder, el que hace la ley, el que determina las guerras, el que somete al que no es como él, el dueño de la moral y la religión), ¿cómo esperar entonces que 50 años de conciencia de equidad, cambien siglos y siglos de discriminación, violencia y atropello? Lo mas complejo es que “como siempre hemos vivido así”, creerlo es casi un contrasentido. Ni siquiera se cae en cuenta de que puede haber peligro. ¿Por qué tanto escándalo? Además tiene un tufillo clasista. Sólo se vive en clases populares. En estratos “educados” nunca pasa. Empiece a averiguar para que se sorprenda…

Los que trabajamos con la condición humana sabemos cuán difícil es cambiar. ¡Cuán difícil! Sólo la saturación, es decir “colmar la copa”, lleva al cambio y todavía estamos a años luz de llegar a ese umbral. “Es normal”, no se ve como extraño, de allí que campañas como #metoo, hayan impactado por sorpresivas. ¿De dónde salió tanto escándalo? ¿de dónde brotaron tantos abusadores? En la gran mayoría de los casos, la primera reacción es de sorpresa. “Eso no pasa en mi familia”. “Eso no le pasa a mis hijas”. Detrás de la incredulidad viene la desconfianza para “escoger” quién está mintiendo. “Usted se lo buscó”, “usted lo provocó”, son las frases mas repetitivas que escuchan las afectadas. ¿Cómo denunciar si de entrada debo probar que el agresor no es el hombre que su entorno supone conocer?

Cuando una niña de 12 años da a luz un hijo, en un hospital de pueblo, nadie pregunta nada, como si fuera normal que un hecho así suceda. Hoy su hijo tiene 14 y ella 26. ¿Por qué asombrarse? Historias sin fin de abuso y maltrato que las sufren las mujeres pero que los hombres no las creen. Este es el cuello de botella. La mujer y los niños “son objetos”, propiedad del hombre y por lo tanto el instinto masculino es el que se impone sin importar consecuencias. Total es “natural” que el hombre determine. La noticia que contó Carlina Toledo de los panties de encaje como prueba para justificar una violación en Irlanda, refuerza la creencia de que es “normal” el abuso del hombre en cualquier lugar del mundo. Por eso, aun cuando suene excesivo, siempre que escuche la posibilidad de un supuesto atropello, por favor  investigue. En estos niveles de violencia de género, mas vale pecar por exceso de cuidado que por incredulidad. Una mujer menos, sin huellas de abuso en su piel y en su corazón, se lo agradecerá.

Gloria H. @Revolturas

Leave a Comment